jueves, 15 de abril de 2010

El comienzo


La cuchara más bonita del mundo recuerda pocas cosas de los primeros años de su vida. De su madre nunca supo nada y su padre, el cucharón, era estricto y reservado y nunca le habló de cuando ella se fue.
La cuchara tenía una existencia bastante estresante en aquella pizzería. No es que fuera especialmente feliz. Era pequeña y tímida y los demás interpretaban su silencio como signo claro de estupidez.
Por eso, no tenía demasiados tratos allí, con lo que su partida no supuso una tristeza ni para la que si iba ni para los que se quedaban.
Ni siquiera su padre lamentó su marcha. Nunca tuvo buena relación con la cuchara y entre ellos no se vio jamás ni el más mínimo deje de cariño. La cucharita no sabía lo que era tener un padre.

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