La cuchara más bonita del mundo experimentó por primera vez el amor en aquella pequeña pizzería de la esquina, su único universo, pues jamás había conocido otro lugar.
Un buen día llegó él: el cuchillo. Desde el principio supo que era un amor imposible. Él era todo lo que podía desear: tan esbelto y espigado, tan inteligente y brillante, tan incisivo… Fue un flechazo en el mismo momento en que lo vio.
Pero, ¿qué era ella a su lado? Tan diminuta, tan poquita cosa, insignificante y silenciosa. Él parecía no notar su existencia.
El peor día de la cuchara más bonita fue el día en que vio a la Pareja Perfecta. El cuchillo, su amor, estaba con el tenedor. Hacían una pareja envidiable, ella era muy alta y estilizada y a él se le veía muy enamorado.
La cuchara lloró tanto que se quedó sin lágrimas para nada más.
¡Pobre cucharita!
ResponderEliminarSé que no te sirve de consuelo, pero todos en este mundo hemos sentido alguna vez el dolor del amor no correspondido.
Imagino lo mucho que debes estar sufriendo, pero el tiempo lo cura todo... esa es una gran verdad, aunque a tí ahora mismo te parezca mentira.
Ahora nada más que puedes pensar en el cuchillo, en su cuerpo esbelto y en su gran capacidad de incisión, y no puedes para de llorar al pensar que su corazón pertenece al bello tenedor.
Pero hazme caso, Cucharita... si no te corresponde es, simplemente, porque no te merece. No sabe apreciar la suerte que tiene de que un ser tan maravilloso como tú, esté enamorado de él.
Y no te preocupes, que esto se te pasará, hazme caso. Ya llegará tu utensilio de cocina ideal, tu príncipe azul. Y cuando llegué el verdadero sabrás que es el definitivo, porque te hará saber a todas horas que eres el centro de su existencia.
Si este cuchillo sólo tiene ojos para el tenedor, no merece que derrames ni una sola de tus metalizadas lágrimas.
Sé fuerte, que lo superarás!
Por cierto... he oído por la cocina que hay un apuesto Cuchillo de Postre que está loco por tus huesos! :):)
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