La cuchara más bonita del mundo experimentó por primera vez el amor en aquella pequeña pizzería de la esquina, su único universo, pues jamás había conocido otro lugar.
Un buen día llegó él: el cuchillo. Desde el principio supo que era un amor imposible. Él era todo lo que podía desear: tan esbelto y espigado, tan inteligente y brillante, tan incisivo… Fue un flechazo en el mismo momento en que lo vio.
Pero, ¿qué era ella a su lado? Tan diminuta, tan poquita cosa, insignificante y silenciosa. Él parecía no notar su existencia.
El peor día de la cuchara más bonita fue el día en que vio a la Pareja Perfecta. El cuchillo, su amor, estaba con el tenedor. Hacían una pareja envidiable, ella era muy alta y estilizada y a él se le veía muy enamorado.
La cuchara lloró tanto que se quedó sin lágrimas para nada más.